¿Qué es "Tijuana cuenta"?


Mientras cursaba mis estudios de posgrado en Historia tuve la oportunidad de impartir la asignatura “Lectura y Redacción” en la Facultad de Economía y Relaciones Internacionales (FEYRI) de la Universidad Autónoma de Baja California (UABC). Esto me permitió compilar durante cinco años numerosos relatos escritos por mis alumnos. Relatos que tienen un gran valor como memoria histórica, pues exponen la visión que ellos tienen acerca del presente y los espacios sociales sobre los que actúan. 

Estos jóvenes han crecido con experiencias de vida diversas, como es natural, unos hablan desde su privilegio y otros desde su vulnerabilidad, pero todos han coincidido al iniciar el camino de la adultez apostando por la educación universitaria —entre tantos caminos posibles— como vía de acceso a un futuro en el que su profesión les permita prosperar y ascender social y económicamente. La UABC constituye para ellos un espacio de transición clave y eso queda expuesto en sus textos, estructurados a partir de narrativas a veces simples, a veces complejas. 

Al entrar al salón de clases muchos de mis alumnos dejan atrás esa minoría de edad en la que tenían poco control sobre su destino y se regían por decisiones ajenas, para comenzar a proyectarse como hombres y mujeres que toman las riendas de su vida a través del estudio y el trabajo, con el objetivo de transformarse a sí mismos y a su entorno a través de su impacto en la economía, la política, la administración pública o las relaciones internacionales de México. 


Estos jóvenes, igualados en el salón de clases y en sus sueños acerca del porvenir, nos hablan en sus textos acerca del origen de la felicidad, de esfuerzos por mitigar la tragedia en sus hogares, de voluntades fuertes y riesgos que han debido enfrentar para llegar a la universidad o costear sus estudios: familias disfuncionales, pérdidas, deudas, enfermedades, abusos físicos y psicológicos, migraciones, distintas formas de violencia... No obstante, el hecho de que todos ellos estuvieran iniciando un nuevo camino en el momento de contar sus experiencias, dio como resultado que en todas imprimieran una mirada optimista hacia el mañana, ajena a posturas cínicas o nihilistas. Sus cuentos son honestos hasta la candidez, y eso los hace hermosos. Por ello, consideramos valioso publicarlos y estamos seguros de que inspirarán pensamientos esperanzadores. 

Cada vez es más raro encontrarse con gente que puede narrar algo honestamente... Es como si una facultad que nos parecía inalienable, la más segura entre las seguras, nos fuese arrebatada. Tal, la facultad de intercambiar experiencias. (Walter Benjamin)

Estos relatos merecen darse a conocer y pasar a formar parte del registro de la memoria bajacaliforniana. Las temáticas en ellos son diversas, pero todos coinciden en un mismo espacio y un mismo tiempo: México y Estados Unidos en el siglo XXI. De hecho, espacio y tiempo tienen un valor especial en las reflexiones de estos alumnos y en sus experiencias diarias. Carlos optó por trabajar durante tres años como inmigrante indocumentado en Estados Unidos, con el fin de terminar de pagar la casa de su madre y ahorrar dinero para poder estudiar una carrera universitaria; sobre eso nos cuenta. Guadalupe, que compagina el estudio con jornadas laborales extensas, se compara con sus colegas de la maquila, en un esfuerzo por definir su propia identidad. Rubén desea hacer prosperar el negocio familiar, y presenta con orgullo los avatares de su abuelo al iniciar en el mundo empresarial con una carpintería. Sarahí nos revela cómo encaminó su vida luego de que su madre le pidiera no denunciar un abuso sexual bajo la premisa: “La familia está primero”. 

No todas las historias tratan temas polémicos. Marcos habla del primer amor con la convicción de que será para siempre; Ángel convierte en un relato épico, cargado de humor, un viaje con su padre trailero; y Kevin nos enseña cómo hacer sonreír a un niño. Estos cuentos nos recuerdan la necesidad de expresarse, ser y triunfar de una generación que apenas se abre paso en la vida nacional, como votantes y como fuerza laboral.

En los cuentos compilados en este blog se singularizan, a partir de historias individuales, la pluralidad de experiencias sociales que caracterizan la vida cotidiana de los jóvenes en Baja California. Experiencias que trascienden y superan las representaciones estereotipadas que se han mediatizado históricamente acerca del norte de México. Tras hablar sobre ese tema con algunos de mis compañeros del posgrado, cobró fuerza la idea de no solo conservar, sino divulgar estos cuentos que constituyen memorias valiosísimas, en especial al estar poco matizadas por mediaciones políticas. Nace así "Tijuana cuenta", como un proyecto literario que busca dar a conocer experiencias significativas en la vida de estudiantes de primer semestre de la UABC, campus Tijuana, a través de cuentos escritos por ellos mismos entre el 2018 y el 2022. 

Articulando sus propios discursos y a través de sus propias palabras mis alumnos se revelan a sí mismos en la narrativa no como sujetos etnográficos exóticos, sino como voces contemporáneas que reafirman anhelos idénticos a los de otros jóvenes que les antecedieron hace dos o tres generaciones. Así denuncian, incluso sin proponérselo, las deudas que en materia de desarrollo social aún existen en este país. No obstante, también celebran aquellos espacios de oportunidad que están ahí para ellos y que se deben salvaguardar: más que nada, el acceso a la educación pública.

Mis alumnos me enseñaron lo que es vivir y soñar en México, en Tijuana, en la frontera, y deseo compartir esa visión tan auténtica con ustedes.


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