Adversidad - García Yg

El año 2017 fue uno de los años más difíciles para mí. He pasado por muchas situaciones difíciles, principalmente familiares; sin embargo, todo lo que me pasó ese año fue lo más difícil que experimenté. No obstante, gracias a todo eso, estoy hoy en día donde estoy, y sé que por algo pasan las cosas.
Yo estaba en mi último semestre de preparatoria. Sentía toda la emoción que provoca graduarse y la expectativa de entrar a la universidad. Todo iba bien, hice mi examen de admisión y me tocó esperar a que dieran los resultados. Mientras esperaba, nos avisaron que mi abuelo materno se encontraba muy grave de salud y no le quedaba mucho tiempo de vida.
Mi mamá es una persona que ha pasado muchas situaciones difíciles y siempre ha intentado ser fuerte; pero cuando recibió esta noticia, le empezaron a dar ataques de ansiedad, y cayó en una depresión. Tuvimos muchos gastos llevándola con distintos doctores, hasta descubrir qué era lo que tenía. En medio de esa situación, publicaron los resultados del examen de admisión, y supe que no había pasado. Esto fue algo que no podía creer, ya que me había preparado lo suficiente para ese examen.
Mi madre y yo habíamos planeado que si se daba el caso de que yo no lograra entrar a la universidad pública, pagaríamos una universidad privada; pero con los gastos de la enfermedad de mi mamá, y estando mi abuelo en el hospital, esa opción no fue viable. Me vi obligada a esperar un año más para reiniciar mis estudios. Entonces, ya que mi mamá no podía trabajar, busqué un empleo para ayudar con los gastos de la casa. Además, como mi papá no vivía con nosotros, debí hacerme cargo de mis hermanos.
Para mí fue muy complicado trabajar y estar al pendiente de mis hermanos y mi mamá. En cierto punto, el estrés se apoderó de mí y terminé en el hospital. En ese momento, mi mamá se dio cuenta de lo que estaba pasando y entendió que tenía que hacer el intento de salir adelante. Empezó a ir a un psicólogo que la ayudó a superar su depresión, y con medicamentos controlados -recetados por sus doctores- se mejoró notablemente. Después de eso, viajó a Sinaloa para ver a mi abuelo.
Pasaron unos cinco meses antes de que nuestras vidas se estabilizaran. Hoy en día, mi mamá está muy bien de salud. Mi abuelo está fuera de peligro, mi papá regresó a vivir con nosotros, y yo entré a la universidad. Algunas veces pensamos que tenemos mala suerte por lo que nos pasa, pero yo vi todo esto como un aprendizaje. Todo llega cuando tiene que llegar, sin forzar las cosas. Son pruebas que Dios y la vida nos ponen, las cuales podemos superar. En vez de quejarnos de ellas, debemos verlas como una enseñanza y seguir adelante, porgue mañana será otro día.



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