Recordando a Jessica Michell Grano Morales (2003-2023)
¿Cuál es mi talento?
En la escuela secundaria nació en mí un sentimiento de preocupación por saber cuál era mi aspiración en la vida. Realmente fue muy estresante descubrir cuál era mi talento, pero logré identificar mi pasión y eso me hace feliz.
Todo empezó cuando ahorré un poco de dinero y compré muchas herramientas con la idea de descifrar mi talento oculto. Invertí en cosas para pintura y no funcionó, para dibujo y no funcionó, artesanía... tampoco, confeccionar ropa mucho menos. ¿El espectáculo? Ni pensarlo. Compré libros y los leí todos. De pronto me interesó la escritura y gasté mucho dinero en una máquina de escribir. Quería “ser escritora”, pero esa máquina terminó en la basura.
Todas esas decepciones me llevaron a un hoyo negro sin salida, sin inspiración para seguir buscando y sin ganas de vivir. Me deprimí, comencé a ver televisión sin parar y dejé de ir a la secundaria por dos meses.
Ese tiempo me sirvió de ayuda, pues fue cuando de nuevo me vino la inspiración: creí que ser directora/escritora de cine sería buena idea. Me obsesioné con buscar una universidad ideal para esa carrera y... bueno... una gran decepción se avecinó. No tenía los ingresos para estudiar ahí.
Me cambié de secundaria para empezar de cero, pero las cosas empeoraron, así que me regresé a la misma secundaria en donde estaba antes. En ese tiempo solo "sobreviví", hasta graduarme y llegar a la preparatoria.
En la preparatoria te molestan tanto con la frase “esfuércense mucho, estudien, tengan buenas notas y consigan su lugar en la Universidad Autónoma de Baja California”. Parecía que era la única universidad que existía, porque solo hablaban de ella. Me negué a creer que esa era mi única posibilidad. No porque pensara mal de la institución, sino porque me entristecía que los maestros de la preparatoria parecieran creer que no éramos capaces de dejar nuestra ciudad y llegar más lejos, a otras universidades y otros lugares.
Para mí fue como un reto. Me llegó esa obsesión por buscar otras universidades, aunque ya sabía que no estaban dentro de mis posibilidades económicas. En ese proceso me di cuenta de que los idiomas te abren muchas puertas. Hay miles de becas, pero siempre tienen como requisito el idioma. Al entender eso, mi instinto fue adentrarme en las lenguas. Comencé con el Japonés. Tuve una sensación como de fuegos artificiales el empezar a estudiarlo. Fue muy lindo mientras duró.
Hasta la fecha no sé hablar japonés, pero aprendí conceptos básicos y me animé a explorar otras lenguas. Al menos sé contar en diferentes idiomas. Actualmente tengo seis idiomas a medias, pero estoy muy feliz por haber tenido la oportunidad de incursionar en ellos. Estudiar en el extranjero sigue entre mis planes, pero qué mejor forma que hacerlo que a través del intercambio escolar, para un proceso seguro y sin complicaciones.
En mi último año de la preparatoria me acerqué a un profesor a quien le tenía mucha confianza y, mientras platicábamos, él me sugirió conocer la carrera de "Negocios Internacionales y Aduanas", ya que una sobrina suya la cursaba. No me gustan mucho las matemáticas, así que busqué algo parecido pero más light, y ¡vaya sorpresa! conocí “Relaciones internacionales”. Me encantó la facultad y decidí esforzarme en la escuela y no fallar para lograr entrar a esa licenciatura.
Lo logré: aquí estoy. Con mucha suerte y dedicación alcanzaré mi principal sueño, que es ser embajadora de México en Tailandia, o en cualquier país con un idioma en el que ya me haya iniciado. Me encantan las novelas de Turquía, así que quizás podría fijar mi objetivo en esas tierras.
Ver también: Nueva vida - Jessica Michell Grano Morales
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