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Juego de guerra - Rick
Clo 9:54:00 p. m. 0
¡Todos a sus posiciones!–Dijo el capitán.
Se acercó a mà y su única orden fue:
–Gana terreno, resiste y elimina a cuantos puedas.
–Asà será.– RespondÃ. De mi voz salÃa una absoluta confianza. SalÃa la confianza de alguien que sentÃa que su rifle era una extensión de él mismo.
Miré hacia atrás y alisté a mi pequeño pelotón de tres. Eran novatos. Me dispuse a explicarles cuál era nuestro trabajo:
–Llegaremos hasta los barriles en medio– (entre nosotros y los barriles habÃa unos 20 metros de distancia).– Formaremos una lÃnea, y esperaremos a que los demás lleguen.
Los novatos asintieron.
Sonó el silbato, no pasaban dos segundos y ya habÃamos corrido unos 10 metros. Las balas pasaban zumbando junto a nuestras orejas y pegaban con todo a nuestro alrededor. Después de correr bajo el intenso fuego cruzado, tomamos el punto y posicioné a mi tropa. De repente, una ráfaga golpeó los barriles.
Alcancé a tirarme al suelo. Dos de los chicos levantaron sus armas. Les habÃan dado. Como un rayo de diez mil voltios la adrenalina me hizo levantarme para seguir en combate. Disparé, me agaché,
salà por un costado del barril, disparé de nuevo y me volvà a cubrir. Cuando se agotó la munición del cargador, me di cuenta que habÃa gastado casi todos los cartuchos.
–¡Carajo!– Exclamé al contar solo 2 cargadores útiles.
Por el radio, mientras yo yacÃa hincado detrás de los barriles, sonó la voz de Mike, el “Heavy Gunner” de equipo y la de otros 4 “Mercenarios”:
–Aquà Rick– dije sosteniendo el radio con la mano izquierda, mientras con la derecha sostenÃa mi rifle, una réplica exacta de una carabina M4.
–Necesitamos avanzar– dijo J.C.
-¡Copiado!- respondimos todos.
Mike comenzó el conteo:
–3, 2, 1.
No habÃa marcha atrás. TenÃa que levantarme, disparar y avanzar. Al estar de pie me percaté que tanto a mi derecha como a mi izquierda iban mis compañeros. Caminábamos hacia el frente, con el dedo Ãndice en el gatillo y la vista pegada en la mirilla, disparando. Nuestro avance era indetenible. Los enemigos caÃan, primero uno, luego otro, hasta que los rodeamos en su base y se rindieron. ¡HabÃamos ganado!
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