Ni siquiera como amigo - B.R.C.


Apenas comenzaba el mes de Abril del año 2018, era una mañana soleada así que me dirigí a la preparatoria, me reuní con mis amigas del salón, visité algunas veces la cafetería y tomé mis clases con regularidad. Más tarde me encontré con mi amiga Dulce en la explanada de la preparatoria, ambas estábamos en la selección femenil de fútbol así que discutimos sobre ir a entrenar, pero nos ganó la pereza y decidimos quedarnos en la escuela conversando un rato más.

-Mira Brenda -me dijo- ese muchacho de allá  está muy guapo.

-Es cierto –asentí- pero no es mi tipo.

-Entonces, ¿cuál es tu tipo? – me preguntó.

Fue justo en ese momento que lo vi y en menos de un segundo quedé cautivada por él. Eera alto, delgado, con cabello rizado color castaño, y unos ojos hermosos color miel que me hacían desear que me notara por lo menos una vez.

-Como él, él es mi tipo ideal Dulce –respondí.

-Nunca lo había visto, a lo mejor va en el turno de la tarde.

-Tienes razón, ya pasó un semestre desde que entramos y no lo hemos visto en la mañana, es una lástima que vaya en la tarde porque no podré verlo más.

Al día siguiente el universo parecía conspirar a mi favor, porque lo encontré en la entrada de la preparatoria, pero no pude hacer nada más que emocionarme e ir a contarles lo ocurrido a mis amigas del salón. Todas ellas me sugirieron que le hablara pero era demasiado tímida para eso y dije que no.

Pasó cerca de un mes y me lo seguía encontrando por todas partes en la preparatoria, así que lo tomé como una señal y les pedí ayuda a mis amigas para conseguir su Facebook y acercarme a él.

Justo 10 días antes de mi cumpleaños, el 7 de mayo, mis amigas lograron conseguir su Facebook. Él se llamaba Aldo. Le mandé la solicitud de amistad, estaba muy nerviosa porque iba a ser más que obvio que yo fui quien pidió el Facebook, pero me llamaba tanto la atención que pensé: ¿Qué es lo peor que puede pasar? Bueno, lo peor vino después de unos meses.

Ese mismo día aceptó mi solicitud de amistad, así que me armé de valor y le mandé un mensaje. Todo parecía marchar bien y él mostraba interés en mí e incluso tuvimos algunas citas.

Él ya sabía que me gustaba y después de un tiempo admitió que yo también le gustaba y que me quería. Fui de lo más feliz en ese momento... hasta que una noche de Octubre, mientras hablábamos, me pidió que hiciéramos una especie de juego.

-Mira es fácil -me dijo- tú me dices que es lo que crees que encontrarás en alguna de mis conversaciones de Messenger, y si lo encuentras, pues te deberé algo, yo te daré mi contraseña, tú solo tienes que buscar con total confianza.

-Está bien- dije finalmente-, buscaré si coqueteas con otra persona. ¿Te parece bien?

-Me parece bien- respondió.

No me sentía del todo cómoda haciendo eso pero él fue muy insistente en ese momento y pensé que él me estaba dando esa confianza por algo. Comencé a buscar en sus conversaciones esperando no encontrar nada, pero no fue así. Después de unos minutos encontré una conversación con una chica a la cual le decía que era bonita; y eso no era lo peor, en la conversación la chica preguntaba por mí: "Entonces, la muchacha de la que me platicaste el otro día, ¿qué pasó con ella, ya son novios?". "No, no somos novios y no lo seremos, nunca me fijaría en ella como algo más que amigos" respondía él.

Después de leer esa conversación me salieron algunas lágrimas, no sabía cómo sentirme, así que le mandé un mensaje con las capturas de los mensajes. Le dije:

-Me puedes explicar ¿por qué a mí me dices que me quieres y a los demás les dices lo contrario?

-No es lo que piensas -respondió- eso lo dije antes de darme cuenta que sí me gustas, por favor perdóname, de verdad no es lo que estás pensando.

Aldo parecía tan sincero que decidí confiar en él y hacer como si no hubiera pasado nada. Un mes después parecía que todo estaba bien.

Llegó el 17 de Noviembre, apenas comenzaba a sentirse el frío de la tarde y yo asistí a un partido de fútbol organizado por la escuela. Aldo se ofreció a ir a verme y lo tomé como un gesto muy lindo.

Aquella tarde perdimos el juego y él se fue. No pude hablar con él cuando terminó el partido, pero tenía un mensaje suyo: "Sabía que iba a ganar el equipo contrario, ustedes no traen nada, no hiciste nada por tu equipo, se nota que no sabes jugar, solo fui a perder mi tiempo." No era la primera vez que me hacía sentir mal por algo, pero lo dejé pasar porque creí que no era para tanto y que quizá era cierto, yo no era la mejor jugadora y fue mi culpa perder ese partido.

Seguían pasando los días y nos veíamos de vez en cuando. Me encantaba verlo en persona, porque siempre se portaba lindo, considerado y atento; al contrario de cuando solo nos mandábamos mensajes y me hacía sentir como si tuviera que conformarse conmigo, aunque sus palabras fueran otras: "Nadie se fija en mí, por eso estoy solo, pero tú no estás tan mal - me decía -, aún si llega alguien más bonita que tú, no me haría caso, así que no te preocupes."

Pasaron varios meses y teníamos etapas en las que todo era color de rosa y otras en las que preferíamos no hablarnos. Las peleas siempre eran originadas porque me culpaba de tener a alguien más y porque decía que me excusaba en que él no me había pedido ser una pareja.

Finalmente un 9 de Marzo del 2019, me harté de este ciclo y decidí hablar con él y poner un alto definitivo a lo que sea que fuésemos. Él se negó.

-Brenda si yo no te he pedido que seamos novios es porque  no sé cómo hacerlo, no sé que darte y sé que vas a decir que lo importante es lo que diga, pero para mí no es tan simple - me decía. - Yo sé que piensas que juego contigo pero de verdad no lo hago, en serio te quiero.

Yo realmente lo quería y una vez más parecía ser sincero así que le creí y decidí esperar un poco más, pero no sirvió de nada, cada vez nos distanciamos más. 

En la tarde del 5 de abril junto con mis amigas planeamos una salida. Fuimos a comer, vimos una película y reímos mucho, fue una tarde maravillosa, tanto que no toqué mi teléfono en todo el día. Al llegar a mi casa contesté varios mensajes de Aldo y le dije que me disculpara por no responder antes, que salí con mis amigas y realmente no usé mi teléfono. Él  no reaccionó nada bien. 

-Mira Brenda, si me vas a echar mentiras échamelas bien por favor, de volada se nota que no saliste con tus amigas, seguro te fuiste con uno de tus amigos, porque  si no fuera así me habrías avisado, ya te conozco -me dijo.

-Primero que nada yo no te estoy mintiendo, y ya no me importa que creas, nunca te he dado motivos para que desconfíes y no quiero estar con alguien que desconfía de mí hasta por respirar.

-Está bien, de todos modos siempre te he dicho que nunca he querido nada serio contigo, desde siempre te lo he repetido y si ya tienes a alguien mejor por mí está bien, ojalá seas feliz -respondió finalmente.

Después de esa discusión al fin me di cuenta de que nuestra relación, tanto amistosa como romántica, estaba mal. Él no me quería a su lado, pero tampoco que estuviera con alguien más, aunque decía lo contrario.

Decidí que no lo quería ni siquiera como amigo, porque entonces no podríamos superarnos. Él se enojó y unos meses después intentó volver, pero ya no lo dejé entrar a mi vida. Cometí ese error muchas veces y comprendí que no debía volver a ese ciclo, que no me debería sentir insuficiente o alguien con quien tengan que conformarse, y tampoco esperar por una persona que no sabe lo que quiere. Hay personas que nos parecen tan cautivadoras físicamente que creemos no merecerlas y olvidamos que lo importante es quedar fascinados con su trato y personalidad.


Publicar un comentario

Copyright © Tijuana cuenta. Designed by OddThemes